O sea, un grupo de gente unidos por una pasión: las cerezas. Somos gente de pueblo. De pueblos de la Vall de Gallinera: Alpatró, Benirrama, Benialí, Benisiva, Benitaya, La Carroja, Llombai y Benisili. También de la Vall d'Alcalà, Margarida, Planes, Almudaina, Benimarfull… Pueblos pequeños donde cultivamos, recogemos y empaquetamos con nuestras manos las cerezas que vas a recibir tú en tu casa.
Porque hace más de 150 años que nuestras familias se dedican al cultivo de un fruto al que cada vez le encuentran más propiedades beneficiosas para la salud. Somos lo que nuestros abuelos y abuelas nos enseñaron a hacer y a querer. Somos herederos de una tierra y una cultura que por mucha tecnología que llegue, sigue teniendo la misma esencia: hacer las mejores cerezas y compartirlas con la mejor gente.
Que aquí nos conocemos todos. Y nos ayudamos. Y si las puertas de nuestras casas están siempre abiertas para todo aquel que nos quiera visitar, ¿por qué no íbamos a devolver la visita? Por eso nos encanta que nos haya dejado entrar en su casa. Y como no íbamos a ir con las manos vacías, pues le llevamos un detallito en forma de cereza.
Y no solo por nuestras cerezas, sino por nuestro paisaje, por nuestro aire, las fuentes, la vida en el pueblo, sin ruidos, sin estrés, sin dar vueltas para aparcar y sin la agenda apretada. Eso que algunos llaman vida tranquila y que nosotros simplemente llamamos vida, de toda la vida.
Y aunque seamos de la vida slow, lo hacemos en 24/48 horas. Y en las mejores condiciones. Y seleccionándolas una a una para que lleguen las mejores de las mejores. Y para que cuando las pruebes, repitas. Y para que nos recomiendes a tus amigos, para que las regales, para que nos convirtamos en tu postre favorito. Y para que cuando pienses en un postre, te acuerdes de nosotros con una sonrisa (y a poder ser, una cereza) en la boca.